Jorge Alterini participó desde 1987 de las tres oportunidades en que se intentó reformar el Código Civil. Tales modificaciones fueron aprobadas por el Congreso, oportunamente, pero nunca prosperaron. En este cuarto proceso que interviene, el reconocido civilista, juez y autor de libros dialogó con LA GACETA durante su paso por Tucumán, antes de su disertación, en el marco de la III Jornada Notarial organizada por el Colegio de Escribanos de Tucumán.

- ¿Cómo ve el proceso de discusión en torno a la reforma del Código Civil?

- La reforma del Código Civil es una vieja aspiración. Yo tuve la oportunidad de intervenir en tres procesos definitivamente frustrados, que se iniciaron en 1987 y que culminaron en 1998. Ese año el proyecto llegó a tener dictamen unánime de la comisión de Legislación General de Diputados, y ahí quedó trunco, por los sucesos del 2001. Con la experiencia que uno ganó, a través de éxitos y frustraciones, creo que hay que actuar con la máxima prudencia en este proyecto de código, que se basa esencialmente en el proyecto de 1998. Se hizo un cambio muy grande en el derecho de familia, y que, probablemente, habrá que hacer muchas cosas para modernizar a la sociedad con los nuevos estilos de vida. Pero habrá que meditar si es que el bisturí tiene que cavar tan a fondo como está cavando este nuevo proyecto. Habrá que debatirlo y buscar consensos.

- Desde el plano político, ¿cómo ve el proceso de reforma?

- Creo que hay que quitarle la ideología. Porque a veces se habla de que no hay que tener un modelo, sino varios modelos de familia. Pero cuando usted tiene varios modelos abiertos de familia, pasa a tener ese modelo y el modelo cerrado desaparece. O sea que es una verdad al revés. Es un tema muy complicado, hay muchas cosas por hacer, pero hay que ver cuándo se hacen y de qué manera se hacen.

- ¿Piensa que la sociedad está preparada para estos cambios, como el matrimonio igualitario?

- En la medida en que el matrimonio igualitario fue votado por el Congreso en un sistema republicano ya está incorporado. Pienso que hay que flexibilizar el divorcio. Pero habría que ver en qué medida, porque no vaya a ser la paradoja de que flexibilicemos mucho el matrimonio y compliquemos la unión de concubinato. Sería una paradoja que uno se case y el concubinato sea más pesado en cargas que el matrimonio. Y en alguna interpretación que están haciendo, parece que parte de verdad los asiste a quienes hacen esa observación.

- ¿Cómo cree que está avanzando la discusión sobre la reforma?

- La Presidenta habló de crear una comisión parlamentaria. Esta comisión pondrá una cierta pauta, seguramente. Uno, luego de frustraciones anteriores tiene el entusiasmo de que salga. Pero bueno, las alternativas institucionales de Argentina y los contextos van cambiando. Porque reformar un Código Civil es muy serio. Tiene que realizarse con suma prudencia, extremar la prudencia, porque podría provocar un gran problema a la Argentina. Y habrá que darle un buen tiempo para que empiece a regir desde el día en que sea sancionado. Porque pensar en seis meses de la sanción para la vigencia, me parece que es absolutamente inadmisible. Tenemos que pensar en dos años o, a lo sumo, uno. Los abogados no van a tener tiempo de adaptar los cambios si es que comienza a regir de manera apresurada. Si se apuran los plazos se van a perder muchas certezas.